Es normal que un músico que lleve tiempo sufriendo el miedo escénico acabe dudando de sus capacidades o incluso se pregunte si vale para actuar en el escenario o no, o incluso que para qué tanta frustración y sufrimiento.
Da igual el éxito profesional que tengas, cuando alguien se encuentra así así es probable que en cierto modo olvide como te hace sentir la música cuando conectas de verdad y tenga el foco en no fallar, o en simplemente salir del paso en cada actuación.
Pero déjame que te diga una cosa: no eres tú, no es que no tengas habilidad, no son tus genes, no es que no valgas. Lo que te pasa es que has aprendido una reacción emocional, los nervios, y que te bloquea emocionalmente. NO ES POR TI que hayas aprendido estos bloqueos emocionales.
Vivimos en una sociedad con muchos avances y cosas increíbles, hemos conseguido hacer que un coche ande sin conductor, arcos de violín de fibra de carbono que suenan bien, o hablar en videoconferencia con gente del otro lado del planeta, pero seguimos usando ciertas ideas que nos lastran en actividades de alto rendimiento como la música clásica. Por ejemplo:
Vivimos en una sociedad católica en la que la idea fundamental es que estamos en la tierra como en un examen (una audición) en el que si fallamos (pecamos) nos vamos al infierno.
Lo que nos enseñan es que para evitar el infierno tenemos que nosotros mismos evaluarnos constantemente, reconocer nuestros pecados y arrepentirnos sintiéndonos mal. Es decir, te enseñan a juzgarte y sentirte mal con CADA fallo.
¿Conoces a algún músico clásico que se esté juzgando a sí mismo continuamente y sintiéndose mal con cada fallo como si le fuera la vida en ello?
Por favor, no interpretes que esto es una crítica a la religión, lo único que quiero decir es que este concepto que aprendemos aunque no seamos religiosos, transciende a otros campos, y por ejemplo en la música clásica podría explicar porque tanta gente tiene miedo a fallar y a defraudar.
Otro aprendizaje social. Imagínate a un niño pequeño al que le dan unas pinturas y unas hojas, y se pone a hacer un dibujo. El primero que hace se lo enseña a sus padres y sus padres le hacen fiesta. Así que el niño hace un segundo dibujo y se lo lleva a sus padres. Que le hacen otra fiesta. Y así el niño no para de enseñar a sus padres lo que hace.
¿Qué podría estar aprendiendo el niño sin darse cuenta?
Qué son los demás quienes evalúan la calidad de su trabajo, que él no es quien para decir si lo ha hecho bien o no.
¿Has escuchado alguna vez la frase “Si eres bueno o no te lo tendrán que decir los demás”?. Por eso hay gente a la que le afectan sobremanera el qué dirán, especialmente lo que dirán colegas o maestros.
En el conservatorio te enseñaron a ser una máquina de detectar errores, pero nadie te enseñó a llevar tus habilidades al escenario en el momento de la verdad. Esto impregna todo el sistema educativo, y es como si nos fueran programando desde pequeños a fijarnos en el fallo, a pensar en todo momento en lo que podría salir mal.
Y el problema no es pensar en lo que podría salir mal. El problema es que ese pensamiento esté anclado a una sensación no útil (negativa). Porque esto lejos de ayudarte, hace que entres en un estado interno emocional que literalmente hace que tu cerebro funcione peor. Por eso es una lucha constante el mejorar cuando tu foco está en el fallo. Por eso baja la motivación cuando tu foco está en el fallo, porque a la mente no le gusta ir hacia algo que te hace sentir mal. Por eso aparece el bloqueo emocional del miedo escénico.
Aquí es cuando viene la parte en la que te digo las buenas noticias que siempre hay.
No es por como eres tú que hayas aprendido estos bloqueos emocionales.
No es que no valgas.
Ten en cuenta una cosa: Son bloqueos emocionales aprendidos. Nuestra mente es una maquina de aprender, es lo que mejor sabe hacer, y no me refiero a aprender cosas de memoria, no. Nuestra mente aprende sin parar comportamientos, reacciones emocionales, y pensamientos inconscientes.
Cuando nacemos sólo tenemos dos miedos:
-
- El miedo a los ruidos fuertes y
- El miedo a caernos desde la altura.
El resto de miedos los hemos aprendido por el camino.
Te he dicho que había buenas noticias, y ahí van.
Las buenas noticias es que si has aprendido el miedo escénico, puedes desaprenderlo, reprogramando tu mente.
Así que si en algún momento has pensado que no podías, o que simplemente es que las cosas son así, déjame que te diga que hay cantidad de músicos clásicos profesionales (cantantes e instrumentistas) que están superando el miedo escénico. Personas que están eliminando sus bloqueos emocionales de una vez por todas con resultados concretos y permanentes.
Si fuese una cosa de genes, o de habilidad innata, nada de esto estaría sucediendo, y nadie lo podría conseguir.
Joseba